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Torio: ¿Una historia que se repite?
Por javi.perez en energiadeltorio.es
El uso de torio como combustible es más seguro, menos problemático de limpiar y no es utilizable para la proliferación de armas nucleares. |
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Supongamos que disponemos de una tecnología capaz de cambiar para bien el mundo que conocemos, capaz de proporcionar energía y otros bienes relacionados con ella a un precio reducido, siendo más abundante y disponible que las que se utilizan actualmente.
Supongamos que esta tecnología es revolucionaria, tanto en términos económicos como en términos de utilización de los recursos naturales y medioambientales.
Supongamos que estemos a 10-15 años en I+D+I y que, por tanto, el plazo de implantación de esta tecnología esté más allá de un periodo político, ciclo político o ciclo de amortización de bienes de capital habituales. Incluso puede ocurrir que esté fuera del plazo vital y académico de muchos de los científicos o técnicos que trabajen en el proyecto. Supongamos también que se trabaja con incertidumbre, sobre el volumen del esfuerzo inversor necesario, ya que muchos de sus aspectos son novedosos o, incluso, debido a que se esconden o ignoran los avances ya realizados.
Torio: sustituto para el uranio como combustible nuclear
por 100ciasnaturales.blogspot.com
¿Existe un material productor de energía barato, eficaz y relativamente limpio? El petróleo está ya descartado como fuente de energía principal para el futuro y la energía nuclear de fisión basada en el uranio no tiene más de 50 años de vida debido a que los países emergentes van aumentando sus necesidades energéticas a un ritmo elevado y el resto de países suman sus propios niveles de consumo lo cual hace prever que las reservas de este elemento se agotarán en ese lapso de tiempo, y no se encuentran yacimientos rentables para paliar la creciente demanda. Algunos expertos nos han dado la respuesta a la pregunta que encabeza esta entrada: sí existe y es el torio. Sin embargo, aunque el torio puede ser el sustituto perfecto para el uranio y tiene un potencial muy grande de poder ser utilizado en el futuro como combustible nuclear, esa aplicación todavía está en fase de desarrollo y seguimos dependiendo del uranio.
En Octubre de 2010, el gobierno nacional estableció un convenio marco con Rusia con el fin de diseñar, construir y poner en marcha dos prototipos de reactores nucleares VVER 1200, para producir 4000 megavatios (MW) en un periodo de 10 años. Según este acuerdo, Rusia apoyará en el suministro del combustible nuclear derivado de Uranio enriquecido y de trasladar y confinar fuera de Venezuela sus desechos altamente radiactivos. El Dr. Eduardo Greaves, profesor titular, fundador del Laboratorio de Física Nuclear de la Universidad Simón Bolívar, declaró al respecto, que debería utilizarse el Torio como combustible nuclear y no el Uranio-235 (el cual es la base para desarrollar armamento nuclear y no es nada verde), toda vez que el primero no necesita ser enriquecido y el segundo sí. Además, en Venezuela tenemos un emplazamiento de torio localizado en el cerro El impacto, en el estado Bolívar, cuya cuantía es equivalente o superior al potencial energético de toda la Faja del Orinoco que, sería suficiente para instalar tres reactores con capacidad para generar hasta 4000 MW cada uno, según lo expresa en su columna el Dr. Leancy Clemente.
Pero, ¿qué es el torio? Según wikipedia, "el torio (símbolo Th y número atómico 90) es un elemento químico de la serie de los actínidos que se encuentra en estado natural en los minerales monazita, torita, y torianita. Sus principales aplicaciones son en aleaciones con magnesio, utilizado para motores de avión. Existe más energía encerrada en núcleos de los átomos de torio existente en la corteza terrestre que en todo el petróleo, carbón y uranio de la Tierra.En estado puro, es un metal blanco-plata que se oxida con mucha lentitud. Si se reduce a un polvo muy fino y se calienta, arde emitiendo una luz blanca deslumbrante. El torio pertenece a la familia de las substancias radiactivas, lo que significa que su núcleo es inestable y que en un lapso de tiempo más o menos largo se transforma en otro elemento. El torio se llamó así en honor a Thor, dios nórdico del relámpago y la tormenta. Fue descubierto en Suecia por Jöns Jakob Berzelius en 1828. Setenta años más tarde el matrimonio Pierre Curie y Marie Curie pusieron de manifiesto el carácter radiactivo del elemento. Cuando un átomo de torio 232 se desintegra emite una partícula alfa, formada por dos protones y dos neutrones. La emisión de la partícula alfa reduce el número atómico del torio 232 en dos unidades, y el número másico en cuatro, transformándolo en el isótopo 228 de otro elemento, el radio 228. Posteriores desintegraciones forman la cadena natural del torio. Este proceso continúa hasta que se forma finalmente en un elemento no radiactivo, y por tanto estable, que es el plomo. Gracias al periodo tan grande de desintegración del torio 232, continuará produciendo elementos de su serie durante miles de millones de años..."
A continuación, discriminamos algunas de las ventajas que ofrecería el torio como sustituto del uranio-235:
- Las reservas de torio triplican las del uranio, a lo cual hay que agregar que el torio se encuentra repartido por todo el mundo.
- Se estima que el 100% del torio es aprovechable para causas nucleares, mientras que solamente se utiliza el 0,7% del uranio para el mismo fin (el torio es mas rentable)
- El torio ofrece más garantías de seguridad por cuanto se descartan los estallidos que históricamente se han producido en el caso del uranio.
- Los residuos radioactivos de este elemento tienen menos impacto en el medio ambiente y son más fáciles de limpiar.
- El mantenimiento de centrales que funcionen a base de torio serían menos costosas que las actuales centrales basadas en el uranio.
- El combustible de torio presenta mejores propiedades térmicas y físicas, así como un mejor rendimiento de la irradiación, que el combustible de uranio
- El punto de fusión del dióxido de torio es unos 500 grados centígrados más alto que el del dióxido de uranio. Esta diferencia ofrece un márgen de seguridad en caso de sobrevoltaje o pérdida de refrigerante en un reactor.
- Las técnicas para la disposición a largo plazo de los desechos del ciclo de combustible del torio (los cuales producen una menor cantidad de combustible gastado de alto nivel) pueden ser menos exigentes que las del ciclo de combustión del uranio-plutonio, tanto desde el punto de vista de la vida del repositorio como de las necesidades de espacio.
Muy bien. Ya tenemos una fuente de energía barata, eficaz y relativamente limpia. Quedaría establecer las responsabilidades en cuanto a las normas de seguridad nuclear entre los países que harán uso de la misma, y los que proveerán los insumos tecnológicos y los procedimientos requeridos para manejar los desechos radiactivos en términos de los marcos regulatorios vigentes, la infraestructura y la formación de los recursos humanos requeridos.El problema más grave que afronta la introducción del ciclo de combustible de torio para la comercialización de energía es la falta de infraestructura para la fabricación del combustible. Desde este punto de vista, por ahora representaría altos costos para su implementación, pero una vez que se desarrolle, lo cual seguramente será a corto plazo, el mantenimiento de una central que funcione a base de torio sería menos costosa que las actuales centrales basadas en el uranio.
Podemos concluir que el torio nos presenta una alternativa que parece garantizar un uso seguro y eficiente de la energía nuclear en el mundo
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Supongamos que tenemos un estado de opinión pública hipersensibilizado y, en general, aterrado con una tecnología anterior ya implantada y muy relacionada con ésta, de tal manera que ambas se confunden, lo que hace que los medios de comunicación, temiendo perder audiencias, prefieran posicionarse en contra de ella o no involucrarse.
Supongamos que existe un gran ruido mediático que impide que nos ocupemos de cosas realmente relevantes e importantes y que, por el contrario, prestemos más atención a otras cuestiones más acuciantes y/o vanales, pero que nos son más útiles a corto plazo. Incluso este estado de opinión también se extiende a otros ámbitos como el académico, y como consecuencia, se impide discriminar adecuadamente lo que es ciencia de lo que son creencias con apariencia de ciencia pero sin bases científicas sólidas.
Supongamos que el sector de la energía está muy conforme con mantener el status quo actual y las formas de energía que usamos actualmente, como el petróleo, el gas, el carbón o incluso con matices la energía nuclear clásica, ignorando el gran daño ambiental que la utilización de las tecnologías actuales de la energía provoca, aunque sea a largo plazo, y ocultando el coste real de ese deterioro medioambiental, no trasladado a los precios de la producción que lo genera.
Si juntamos todo esto, nos encontramos, precisamente, con la situación actual de la tecnología del torio. Y como resultado de lo anterior podemos considerar que se ha generado un círculo vicioso que parece que nuestra civilización actual no es capaz de romper:
El ruido mediático desvía la atención: Debido al estado de opinión reinante, pocas personas acceden al conocimiento de esta tecnología, o son capaces de entender el mensaje y valorar adecuadamente su relevancia.
La falta de atención favorece los prejuicios: Muy pocos de los que acceden al conocimiento de la existencia de esta tecnología revolucionaria van a confiar en el mismo, es decir, le van a dar la credibilidad e importancia que merece.
Los prejuicios restan posibilidades de financiación: De los pocos que le dan credibilidad, poquísimos van a hacer algo por divulgarlo o invertir en promocionar activamente esta tecnología. En estas condiciones, lograr financiación para un proyecto como éste será una proeza y más en las actuales circunstancias de estrechez económica.
La falta de financiación dilata los plazos de desarrollo: En general, la investigación sobre esta materia está claramente infrafinanciada, lo que provoca que una I+D+i que podría estar lista en 15 años, o incluso en 5 años con un grado de financiación importante (como el que recibió, por ejemplo, la llegada del hombre a la luna en los años 60) se dilate a plazos de 30 años o más con el bajo nivel de esfuerzo financiero actual.
Los plazos del proyecto y el proyecto mismo superan a los actores de decisión: Los políticos, en general, tienen otras prioridades, actúan a corto plazo y muchos de ellos son simplemente ignorantes en cuestiones científicas. Difícilmente se van a implicar para dar apoyo público para esta labor, a pesar de las ventajas evidentes que pueden obtenerse para la sociedad en el largo plazo. Sólo unos pocos parecieron entender las implicaciones de este desarrollo en Estados Unidos en los años 60 y hoy en la China actual.
Los costes del proyecto y los intereses particulares alejan la inversión privada: Los fondos de capital no invierten en tecnologías con retornos a la inversión tan a largo plazo aunque, curiosamente no les importa financiar con bonos a 10 e incluso a 30 años a gobiernos que derrochan el dinero público en cosas improductivas, como subvencionar industrias obsoletas y contaminantes, u organizar guerras estériles por mantener el control de un petróleo que perdería peso en la economía tras desplegar esta nueva tecnología energética. Porque lo paradójico del cortoplacismo y los intereses espúreos que mueven a quienes toman las decisiones es tal que, sólo si se hubiera destinado el 1% de lo gastado en la guerra de Irak y Afganistán, al desarrollo de esta tecnología, desde que se inició esa guerra, se habría reducido considerablemente el interés estratégico por controlar la región y los primeros reactores estarían ya casi disponibles…
Y así, una vez más, seremos sólo humanos tropezando siempre con las mismas piedras. Porque en definitiva, esto no es nada nuevo en la historia de la humanidad, que está llena de casos como éste.
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Un ejemplo paradigmático fue la incapacidad en tiempos del Imperio Romano de adoptar y poner en práctica la fuente de Herón, una tecnología descubierta en el siglo I d.c , que usaba el vapor para proporcionar movimiento mecánico. Es decir, despreciaron el desarrollar una máquina de vapor, ya entonces a su alcance, útil para sustituir el esfuerzo humano o animal. Algunos autores incluso sostienen que esta incapacidad para evolucionar, unida a otros muchos acontecimientos, como el colapso del sistema de producción esclavista y su paulatina sustitución por la servidumbre, llevaron al Imperio Romano a su decadencia y, por último, a su desaparición…
La buena noticia es que la historia también nos demuestra que al final la razón acaba por imponerse. Podemos tardar 15, 30, 60, o 200 años, pero la energía del torio, si no se descubre otra fuente de energía mejor ( y de momento ni se ha hecho ni tiene pinta de hacerse), es algo que se utilizará tarde o temprano y que cambiará de forma determinante el modo de vida de la humanidad, de la misma forma que la combustión de la madera, el carbón o el petróleo lo hicieron en el pasado. Eso sí, confiemos que no haya que esperar 1.600 años como con la máquina de vapor… ¿Vamos a hacer algo ya, o vamos a esperar a que lo hagan nuestros nietos, cuando el cambio climático y la escasez de otros recursos hayan conseguido hacer de este planeta un páramo yermo?.
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